Siempre me ha llamado la atención con que facilidad algunas personas pasan de un estado a otro sin mediar si quiera un tiempo prudencial que matices nuestros sentimientos. No es una critica. No. Tan solo es una curiosa observación. También me llama la atención como a veces la gente simula sus sentimientos, como anda por el mundo con máscaras que ocultan sus verdaderos rostros. Que ocultan sus emociones. Es triste ver como el ser humano no puede afrontar sus miserisa, sus crisis, es triste ver como necesita de otros que protegan su debilidad, que lo aislen de la realidad. Sean estos dulces querubines que susurren tiernas palabras, o sean fieles edecanes que filtren las criticas del resto de la humanidad. La verdad que esto no genera tristeza, sino dolor. Muy en el fondo quién debe recurrir a estos pobre recursos sabe de su debilidad. La vida es con los otros es dura, pero peor es negarse a convivir con los demás, seguir siempre rodeados de aquellos que nos adulan no solo es contraproducente, también es aburrido.
Pero comenzamos hablando del paso de la tristeza a la alegria. A veces ese paso es tan evidentemente falso que se cubre con el manto de la mentira. Esa vieja amiga que acude en nuestra ayuda cuando menos la necesitamos. Es mujer y por ello seductora. Pocos escapan a su encanto. Algunos preferien sostener una mentira que les duela a decir una verdad que los puede matar. Podra decirse que los demás son los que mienten, pero que nos mienten los demás no deja de ser un mero accidente; el verdadero drama se desencadena cuando nos mentimos a nosotros mismos por comodidad.
Ocultar la verdad es la forma más sutil de mentir. Mintiendo al decir que estamos felices, no solo ocultamos la verdad, sino también nuestra cobardia. Y aunque se pueda aducir que no se miente, que solo se muestra una verdad a medias. Sabemos que siempre una verdad a medias es una mentira completa. Me pregunto por qué seguir mintiendo si al final se tendrá que decir la verdad.
El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera. Es una tarea fatigosa, cansadora, y pocos tienen espaldas para resistir tamaño peso. Y asi se emprende un camino peligroso donde se suele ir muy lejos, pero del que rara vez se vuelve.
sábado, 21 de febrero de 2009
Archivo del blog
Datos personales
- Marcos, Yesica, Gerardo
- LOMAS DE ZAMORA, BUENOS AIRES, Argentina